Los enanos molan. Esto es innegable, incluso para un elfo, aunque los muy estirados se empeñen en hacerse los interesantes.
¿Alguien opina lo contrario? ¿No? [Brottor inspecciona toda la sala con el ceño fruncido y la mano en el mango del hacha] Bien, ya me parecía a mí…
Por tanto, es casi inmediato que un juego que tenga a los enanos como protagonistas tenga muchas papeletas para ser un juegazo. Eso no quita para que el juego del que voy a hablar hoy, aunque ya tiene sus años, haya sido todo un descubrimiento para mí.
Sin embargo estos enanos son, a falta de otra palabra mejor, bastante cabrones. Veamos por qué.

¿Quién es el traidor?
Antes de nada explicaré brevemente en qué consiste el juego.
Se trata de un filler: un juego de mecánica simple y duración corta que sirve para echar el rato mientras esperamos a que lleguen las pizzas.
Saboteur es uno de los clásicos juegos con rol oculto, como el Bang! Es decir, los jugadores tienen un papel que el resto de jugadores no conoce. En este caso la cosa es simple, pues solo hay dos papeles: el de la mayoría, que son mineros, y el del saboteador.
El objetivo de los mineros es construir un túnel que les lleve a conseguir el oro que está al final de la mina, mientras que el del saboteador es evitar que lo consigan. Para ello, todos los jugadores disponen de cartas de túnel, que permiten ir construyendo el túnel con unas reglas similares a las del Carcassone, así como varias cartas que sirven para obstaculizar el trabajo de otros enanos (pico roto, farol roto o carretilla rota), o para reparar los objetivos solucionando así estos obstáculos.
Claro, todo el mundo sabe que hay un saboteador (o más, dependiendo del número de jugadores), así que nadie se fía de nadie. El saboteador tendrá que hacer un maravilloso teatro para que los mineros tarden el mayor tiempo posible en descubrirle, algo que ocurrirá inevitablemente hacia el final de la partida.
Para colmo, hay tres posibilidades para finalizar el túnel, pero el preciado oro solo está al final de una de ellas. Es algo que se puede saber si algún jugador tiene y usa una carta de mapa, lo que da lugar a más maniobras de engaño y despiste.
Si los mineros llegan al oro se repartirán el botín entre ellos, siendo el enano que lo ha descubierto el que se lleve la mejor parte. Si el saboteador consigue que no lleguen, entonces será él quien se lleve el oro y el rencor de los demás.

¿Un juego semicolaborativo?
Puede parecer que estamos hablando de dos bandos: mineros y saboteadores. Pero esto no es del todo cierto, ya que no gana un bando, sino un jugador concreto, que será el que más pepitas de oro haya acumulado.
Esto se traduce en que los mineros no se fían del saboteador, pero además compiten entre ellos en ser los primeros en llegar al final del túnel, para así poder ser los que elijan la mejor carta de tesoro. No son infrecuentes las partidas en las que los mineros se sabotean a sí mismos precisamente buscando ser los primeros en llegar al oro, facilitando el trabajo del saboteador, que además encuentra la excusa perfecta para echar balones fuera despejando sospechas.
Además una partida no se compone de una sola ronda, sino de varias, cambiando el rol de cada jugador (o no). Lo que motiva que, de forma natural, cada jugador mire por sus propios intereses, y no los del grupo.
Así, no nos equivoquemos, competimos todos contra todos, lo que le da un valor extra al componente de desconfianza que caracteriza a este tipo de juegos.

Puntos a favor
- Lo principal: es muy divertido.
- La mecánica es simple a más no poder, se puede explicar enseguida. Además lo más importante va a ser la interacción social entre los jugadores, jugando con el faroleo y el despiste.
- Ningún jugador se queda descolgado, ya que las pepitas acumuladas en cada ronda son secretas, y siempre hay opción de salir ganando.
- Fácil de transportar.
Puntos en contra
Se me ocurren pocos, sinceramente.
- El principal es la excesiva aleatoriedad. Como te toquen malas cartas, no hay nada que hacer. ¿Qué es una mala carta? Pues la que no te sirve para lo que quieres hacer, claro. Por ejemplo, si nos toca ser el saboteador no nos vale tener solo cartas de túnel rectas, necesitaremos variedad; y si somos un minero, de nada nos sirve tener únicamente cartas que puteen al resto de jugadores, y nos desesperaremos si no tenemos cartas de reparación de objetos.
- Parálisis por análisis: no es frecuente, pero el típico jugador excesivamente analítico puede ralentizar un poco la partida si le da por analizar cualquier jugada del resto, o por pensar una estrategia con las cartas que tiene en la mano. En un juego simple como este, el dinamismo es fundamental, y si algún jugador corta el ritmo se acusa bastante.
- ¿Excesivamente simple? No es un defecto del juego, sino del jugador que busque algo más complejo, y se habrá equivocado con este.

Saboteur 2
Saboteur se publicó en el 2004, pero no ha perdido popularidad. Como suele ocurrir con los juegos de mesa exitosos, la expansión fue inevitable.
Sin embargo se ha dado un fenómeno curioso: generalmente las expansiones vienen a cubrir los huecos que deja el juego principal, mejorando en general las mecánicas y ampliando, si cabe, con algún grado de complejidad que enriquezca el juego.
Pero en Saboteur una de las ventajas principales es la sencillez. El juego resulta divertido porque es muy fácil de jugar y porque la base de cualquier partida es la interacción social. Un poco como ocurre con Mascarade.
¿Cómo se saca una expansión en estos casos? La única opción ha sido introducir algunas mecánicas nuevas, con las correspondientes cartas. Hay nuevas cartas de acción, nuevos roles, y nuevas opciones de construcción de túneles. Se introducen equipos de enanos, puertas para estos equipos, la figura del jefe enano…
Es decir, se ha aumentado la complejidad. Pero no la diversión.
No siempre introducir mecánicas nuevas añade diversión a un juego, sobre todo si el punto fuerte de este es la simplicidad. En otros, como el Small World, por ejemplo, una pequeña regla extra aporta variedad sin cambiar el espíritu del juego. Pero en el caso del Saboteur el juego se convierte en otra cosa completamente distinta.
Así que en mi opinión no merece la pena comprarse esta expansión. No obstante, como siempre dejo el enlace de Amazon al final del artículo por si alguien estuviese interesado.
Por cierto, el juego en español lo publica la editorial Amigo, pero no he conseguido encontrar su web.
Resumen
Saboteur es un juego divertido y sencillo que, con el permiso del Bang!, puede que sea la referencia de los juegos de mesa con rol oculto. Apto para toda la familia.
No se le pueden pedir milagros, no deja de ser un juego de relleno. Pero en este sentido cumple el papel perfectamente. Lo recomiendo sin reservas.
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Juegazo, muy divertido, de esos que generan odios entre amigos. A mí cada vez me gustan más los fillers.
Por cierto, has dado la mejor definición de juego filler que me he encontrado nunca xD
¿Acaso hay otra? 🙂
Una vez más, ¿hay algún juego al que no hayas jug…? Oh, déjalo.
Hay muchos hombre, pero es que tienes buena puntería xD