He tenido unos días de locos. Pero más vale tarde que nunca.
Con el GT de Talavera 2023 ya terminado, y como es tradición, os cuento cómo fue mi experiencia.
El GT de Talavera 2023
Antes de entrar a comentar mis partidas quiero dedicar las primeras líneas de este artículo a comentar el evento en sí.
Con frecuencia, cuando nos acostumbramos a algo bueno caemos en el error de dejar de valorarlo, o de dar por hecho que seguirá siendo igual de bueno, incluso mejor. Con este GT tengo la sensación de que ocurre algo parecido, y por eso, aunque resulte repetitivo respecto a lo dicho en otras ocasiones, creo que no está de más poner en valor lo que he visto.
Yo me acuerdo la primera vez que fui al GT (allá por 2017, ya ha llovido). Yo era bastante reticente al mundo de los torneos, pero a modo de corresponsal dicharachero de La Voz de Horus, me acerqué por allí a ver qué se cocía, con la excusa extra de participar en el concurso de relatos. Y recuerdo que me quedé impresionado ante las dimensiones de aquello. Les dije a mis compañeros que teníamos que ir a participar sí o sí, y desde el año siguiente no nos hemos perdido una.
Pero es que eso era una minúscula fracción de lo que es ahora. La cosa impresiona ya en la entrada: maquetas tamaño real de cañones de la Guardia Imperial, los propios cobradores caracterizados como guardias (menos Bayron, que iba de tecnosacerdote, porque aunque ya no juegue con el Mechanicus lo lleva en la sangre); detrás de esto, el amplio espacio con todas las tiendas, expositores y el bar, con las mesas de juego más apartadas.
Las mesas. Estamos hablando de 92 equipos de 6 personas. O sea, 46 x 6 = 276 mesas, todas correctamente señalizadas, con su tapete, su escenografía y su silla. 276. A mí ya me cuesta montar una. Y todo funciona, todo está bien medido y organizado, no falta nada.
Por no hablar de otros detalles, como el kit de bienvenida a los equipos, muy surtido y de calidad, o el detalle para cada jugador, que este año fue un portalápices de cerámica.
Quiero recordar que esta gente hace esto por amor al arte. Que el día que se cansen, ojalá sea muy lejano, esto se acabó. Y que pese a todo el currazo monstruoso que se pegan, te reciben y atienden con una sonrisa cuando necesitas algo, o simplemente para charlar.
Si tengo que comentar algo a mejorar, tal vez sería que echo en falta más variedad de comida en los food trucks. Porque al final de la hamburguesa / bocadillo / perrito no sales. Comida rápida y funcional, que es lo suyo en un evento de estas características, pero se agradecería algo más para elegir.
En fin, que una vez más han dado el Do de pecho y han mejorado lo que parecía inmejorable. Desde aquí mi aplauso.
No me enrollo más, y vamos con mis partidas.
Ronda 1 – Tiránidos
En esta ronda nos tocó con el equipo Dark Datana, y a mí en particular con los Tiránidos de Adonai.
Fue una partida complicada para mí, por la presencia del emisario Norn y un montón de bichos babeantes con buena pegada. Mi adversario jugó muy bien tanto sus secundarias (es habitual que los tiránidos escojan misiones fijas tirando minas donde quieren, asegurando así puntuar bien) como su principal baza, los chequeos de acobardamiento, que me pusieron en bastantes dificultades. El Predator Baal o los dreads, sin estratagemas, pierden muchísima efectividad. Y llegó un momento en que tenía a todos mis vehículos acobardados. A sumarle el -1 a impactar que tuve casi toda la partida en la zona donde hubo todas las ostias.
Por suerte, creo que jugué bien a la Compañía de la Muerte, que hizo su trabajo donde tenía que hacerlo, y mis dreads funcionaron muy bien, y poco a poco me fui haciendo con la mesa al tiempo que iba cumpliendo misiones. Victoria para mí 18-2, que no refleja lo difícil que me lo puso mi oponente, con el que fue un placer jugar.
Y es que cada punto cuenta, pues ganamos la ronda 66-54.
Ronda 2 – Tau
Cuando juego contra Tau siempre tengo la misma sensación: no me entero de lo que hacen, sólo sé que me inundan a disparos y que lo que disparan lo matan. Pero, de alguna forma, supongo que fruto de mis enfrentamientos con mi amigo Logan, les tengo pillada la medida.
En esta ocasión nos cruzamos con el equipo Turno Eterno, y en los pairings me tocó con los Tau de Jorge. Fue una de las partidas que más disfruté, entre otras cosas por el humor que en todo momento le puso mi oponente.
Creo que era una misión que, sobre el papel, me venía mejor a mí. Típica misión en la que sólo los objetivos centrales puntúan, secundarias aparte. Él tenía mayor pegada que yo, pero si yo conseguía dominar el centro le obligaría a venir a quitármelo, y mi lista tiene mejor aguante y contrapegada. Sacrifiqué a mi compañía de la muerte cargando contra lo que podía controlar uno de los objetivos laterales, con bastante éxito pese a que su Ghostkeel aguantó el primer envite. Su Stormsurge estaba intratable, pero en el toma y daca poco a poco fui consiguiendo ventaja mientras dominaba la mesa y puntuaba más que mi rival. Efectivamente, tuvo que venirse al centro, pero conseguí que fuese de manera infructuosa. Y en el turno 3 ya estaba todo decidido.
Al final, un 20-0 para mí, que dejaba la ronda del equipo en una nueva victoria por 83-37.
Ronda 3 – Marines del Caos
Odio a Abbadon. Tanto en el trasfondo como en las mesas de juego. Le odio profundamente.
Yo sabía que éste iba a ser un enfrentamiento durísimo. Cualquiera que se haya pegado con la pelota de Abbadon y sus 10 termis, flanqueado por los Diablos de la forja y, sobre todo, los Arrasadores, que son la repera, sabrá de lo que estoy hablando.
El caso es que en nuestro cruce con Tactical Beer Team, ésta era una de las listas más temidas, y durante el pairing yo me ofrecí a enfrentarme a ella, dejando a mis compañeros un cruce algo más asequible.
El choque fue brutal. Aunque hice focus en Abbadon y sus termis, no conseguí (por poco) acabar con todos ellos, y ya sabéis que los cabrones se regeneran. Todos los objetivos estuvieron disputadísimos. Al final, la partida se decantó a su favor, pero una intervención final de mi dread de la CM, matando a su Diablo de la forja y arrebatándole el objetivo de su zona de despliegue terminó de nivelar el encuentro. Un merecido empate a 10 contra un rival que no me lo puso nada fácil, y que por eso a mí me supo especialmente bien, dejando la ronda en 71-49 a nuestro favor.
Por cierto, Benjamin además es un tío con el que da gusto jugar, y que se preocupó especialmente por cierto problema personal que tuve durante la partida. Así que mi agradecimiento desde aquí.
Ronda 4 – Caballeros del Caos
Después de 3 victorias ya sabíamos que sólo nos podía tocar contra un equipo durísimo, y que tocaba un baño de humildad. Así fue. Nos cruzamos con FNP7+, equipazo con jugadores de categoría.
Y a mí, en los pairings, contra los CKs de Luis Fernando. El tío, además de encantador, no cometió ningún error jugando: él me podía hacer mucho más daño a corta distancia, y la mesa estaba a su favor, así que fue muy conservador, eliminando siempre toda posibilidad de que le disparase, y picoteando a mi Compañía de la Muerte con el fuego indirecto, mientras puntuaba un poco mejor que yo cada ronda.
Yo también fui conservador… al principio, desplegando lejos y esperando la oportunidad. Y así debería haber seguido. Pero en turno 3, viendo cómo mi CM iba degradándose poco a poco y la puntuación levemente decantándose a favor de mi oponente, me pudo la sed de sangre y comencé a arriesgar. momento que aprovechó mi avezado rival para salir de su escondite y machacarme. Sumémosle una carga fundamental con el dread de la CM a 7+, que ni repitiendo salió, y alguna que otra tirada desafortunada, y el resultado final fue inevitable. 19-1 en mi contra.
Al menos rasqué un puntito. Pero fue insuficiente: perdimos la ronda 81 a 39.
Ronda 5 – Templarios Negros
Tras la primera derrota del equipo, comenzaba la jornada final, donde las fuerzas ya flaquean. Pero tocaba darlo todo una vez más, esta vez contra el Ordo Pirenaicum.
Aquí me tocó contra los fantásticos Templarios Negros de Carlos, otro rival con el que dio gusto jugar. Una lista muy dura con dos Land Raiders, una pelota de termis y dos unidades que pegan mucho, con Hellbrecht y todo su séquito, y una unidad de erradicadores que amenazaba poderosamente a mis dreads. Se aventuraba un choque de trenes.
Creo que yo tenía más potencia de fuego, pero por desgracia perdí la iniciativa, y tuve que aguantar la primera embestida de sus dos pelotas de infantería. Afortunadamente, pude diezmar la unidad de Hellbrecht con el defensivo del Baal, aunque se llevó por delante a un Redemptor y a mi tecnomarine, mientras que por el otro flanco la Compañía de la Muerte sólo perdió la mitad de sus efectivos, teniendo aún lo suficiente como para hacer mucho daño en la contracarga.
Cuando me tocó actuar a mí lo pude hacer con letalidad. La partida se decidió cuando conseguí hacerme con el centro del tablero y con el objetivo de su zona de despliegue gracias a los inceptores, sumando los puntos que daba el quemarlos por la misión. Cuando llegaron sus exterminadores por un flanco, no consiguieron realizar la carga, y se quedaron en la práctica inutilizados para el resto de la partida.
Al final, un 16-4 para mí. Y ganamos la ronda 73-47.
Ronda 6 – Marines del Caos
¿Ya he dicho que odio a Abbadon? Le odio, le odio profundamente. Y me tocó de nuevo. Esto, jugando en mesa 3 contra el equipo AEPD, es garantía de sufrimiento.
Fue la partida más dura de todas, aunque mi rival fue correcto en todo momento. Tuvo dos grandes aciertos: el primero, dejar a sus dos unidades de arrasadores y al Diablo de la forja en reservas, dejándome sólo un objetivo para disparar (Abaddon y sus termis), indisparables gracias a su fantástica estratagema que les da Objetivo solitario; el segundo, una jugada medida al milímetro, en la que Abbadon y compañía avanzaron, dispararon haciendo sus mierdas oscuras y matando de forma increíble a uno de mis Redemptor, cargaron contra el Brutalis y se llevaron por delante al tecnomarine, y sobre todo, gracias a otra carga de unos nurgletes por el otro lado, dejando trabado a mi segundo Redemptor. Esta jugada fue clave, pues no pude disparar mis fusiones de la Compañía de la Muerte, asegurando acabar con toda la unidad.
Cuando yo le cargué me llevé por delante a todos los exterminadores, pero ellos pegaron al morir, matando a todos los marines y también al Redemptor trabado (aún no me explico cómo) con lo que al final sólo quedaron Lemartes y Abbadon en pie. A estas alturas la partida ya la tenía perdida, pues me empezaba a quedar sin herramientas pero él todavía tenía a los arrasadores enteros, listos para destrozar los tres vehículos que me quedaban.
Al final, un 20-0 para mi oponente, y ronda perdida 87-33.
La verdad es que me fui bastante satisfecho con mi lista y con mi juego. Tres victorias, un empate que supo a gloria, y dos derrotas ante rivales de mucha categoría, de las que en sólo una, la última, tuve la sensación de no haber plantado cara.
También a nivel de equipo las sensaciones fueron muy buenas, con mucho trabajo matrizando y analizando a los rivales. Es significativo que la peor ronda de todas fue la única que no pudimos preparar. En el resto, el trabajo previo nos dio ese pequeño empujón que sirve para diferenciar una victoria de un empate. Jugar la última ronda en la mesa 3 lo dice todo.
La anécdota del Culo de Horus
Pero vamos a lo que de verdad importa.
La comidilla de mucha gente fue la «rivalidad» entre los dos equipos que, por circunstancias del formato, tuvimos que llevar este año al GT. La Voz de Horus y El Culo de Horus.
Para el que no esté enterado, había cierta apuesta entre los dos capitanes. No entraré en los detalles de ésta porque lo divertido ha sido la fantasía que se ha alcanzado, hasta el punto de que hay quien dijo «no cambiéis de nombre el podcast». Ha sido maravilloso, recibiendo comentarios de todo tipo, pero sobre todo viendo el apoyo unánime y sin fisuras a ECdH. Para más información, en la página de mi amigo Byor (capitán de El Culo).
Aunque es cierto que en LVdH nos hemos tomado el torneo con bastante competitividad y queriendo estar lo más arriba posible, dentro de nuestras posibilidades, no me gusta mucho hablar de Equipo A y Equipo B, como si hubiese un equipo titular y un suplente. Hubo quien me dijo «dejadles ganar», como si eso estuviese en mi mano (bastante tengo con hacerlo lo mejor posible en mis partidas, pero nada puedo influir en las de los demás), o como si ellos necesitasen que nos dejásemos.
Así que, aunque no lo he hecho en anteriores ocasiones, quiero hablar de los miembros de ECdH porque creo que hay que darles el valor que se merecen.
Empezando por Byor, el capitán este año. Byor conoce perfectamente tanto a los Tiránidos como a los Cultos. He jugado muchas veces con él y alguna partida le he ganado, pero él me ha ganado muchas más a mí. Va en el equipo de El Culo porque es el Señor de los Culos, como todo el mundo sabe, y su capitán no podía ser otro, pero eso no significa que fuese con perfil bajo (y si lees su artículo verás que no ha sido así).
Patryn es el jugador más correoso que conozco. No sé cómo lo hace pero se defiende de miedo con sus Ángeles Oscuros. No gana muchas partidas, pero es realmente difícil ganarle, más aún hacerle un 20-0.
Mina y Lobo llevan muchos torneos a sus espaldas, no sólo jugando sino también organizando. En absoluto son jugadores fáciles de batir. Como muestra, un botón: el mismo viernes salieron del trabajo, y creímos que no llegarían a la primera ronda. Encima, Mina se sintió indispuesta durante el camino. Pues llegaron y ganaron sus sendas partidas (y el Culo ganó la primera ronda).
Yvi juega demonios de Slaanesh. Es una facción floja ahora mismo, y más si no se juega con demonios de otros dioses del Caos. La ventaja que tiene es que los conoce a la perfección, y ha jugado partidas de sobra como para poder defenderse ante cualquiera. Por cierto, que ahora que lo pienso todavía no he jugado contra ella, a ver si solucionamos eso pronto. Además, y no menos importante, me preparó un delicioso cruasán con jamón y queso que me salvó la vida el domingo.
Karan es mejor pintor que jugador, como atestigua el haber sido merecedor finalista del premio al ejército mejor pintado. Pero eso no significa que no sepa jugar. Son muchos años jugando a sus espaldas, y aunque no venía muy rodado en décima, conoce sus ejércitos (y son unos cuantos) a la perfección.
Así que poca broma. De Equipo B, nada. Y por lo que a mí respecta, aunque llevasen camiseta distinta este año, naturalmente también son mi equipo.
Mis compañeros de equipo
Y creo que sería muy injusto si me dejo sin mencionar a mis compañeros de LVdH este año.
Xandre no necesita presentación. Su vida es WH. Conoce las reglas mejor que nadie, y todos los trucos de todas las facciones. Este año se ha tomado muy en serio su rol de capitán, supongo que como continuación de su papel de coach con el combinado nacional que tan buenos resultados obtuvo. El trabajo con las matrices fue fundamental.
Logan es el típico jugador de equipo que rema contra viento y marea, que no es la estrella pero sin el cual el equipo no podría funcionar. Haciendo un paralelismo con el fútbol, es ese defensa que no mete goles pero que es titular porque siempre está ahí. Me sabe mal porque a nivel personal no ha conseguido irse con un buen sabor de boca del torneo, pero su labor es indiscutible.
Snikch fue un fichaje el año que yo fui capitán, y desde entonces no se ha perdido una y su participación ha crecido también en el podcast. Tiene demasiados ejércitos, siendo sus favoritos los Custodes, pero en esta ocasión ha traído una lista de Tiránidos pensada para puntuar siempre porque te inunda la mesa. El caso es que con todo lo que juega y con todos los ejércitos que conoce, es difícil pillarle en un renuncio.
Zaphariel es un Ángel Oscuro hasta la médula. Pero por exigencias del guión (por desgracia sólo se permitía un equipo marine por equipo) renunció a su ejército del alma y llevó a los Votann. Os aseguro que no ha habido nadie que haya entrenado más con los Votann en esta edición. Empezó jugando con ellos y sacándoles todo el jugo cuando a comienzos de edición estaban en la mierda, lo que le sirvió para convertirse en un rival duro de narices tras el primer equilibrio. En las reuniones de equipo solíamos decir que era como Goku, entrenando con pesas en los tobillos y muñecas, para en el momento de la verdad competir a tope. Como valor añadido, venía con unas circunstancias personales complicadas, pero eso no le ha impedido cumplir al máximo nivel.
A Alfredo, por último, le conoceréis por el canal de Astrategas, en el que aparece jugando con sus éldar. Vamos, que juega muchísimo. Para mí, la estrella del equipo este año. Le he visto jugar con el crío subido a hombros, un mérito extra en un entorno en el que tienes que estar permanentemente concentrado en la partida. Y además es un tío encantador, que eso también cuenta.
Como somos unos desgraciados y realmente no hemos coincidido mucho, no hay foto de equipo. En su lugar, valga esta foto que nos sacamos con Tactical Beer Team, en la que sólo falta Alfredo.
Conclusión
Un año más, la cita ineludible para cualquier fan de este juego. Sin desmerecer otros torneos o eventos varios de los que, por fortuna, cada vez hay más en España. Pero para mí el GT de Talavera es EL evento.
No quiero olvidarme de agradecer, una vez más, a la cantidad de gente que ha venido a saludarnos, traernos algún detalle, o simplemente darnos ánimos. Pasan los años, el ritmo de publicación en este blog y mi participación en el podcast han bajado mucho más de lo que me gustaría, pero me sigue sorprendiendo el nivel de cariño recibido una y otra vez. En particular, en lo que se refiere a mis novelas, muy agradecido de la buena acogida de la tercera (más información aquí), y de la insistencia de muchos lectores que me animan a seguir escribiendo. Muchísimas gracias, de verdad.
Desde esta humilde taberna, un abrazo y ánimo a todos los que lo han hecho posible este eventazo, que espero que dure muchos años más.