Al empezar a escribir este artículo me doy cuenta de lo difícil que es escribir acerca de una serie. Porque si el lector no la ha visto aún, es prácticamente imposible evitar los spoilers, de hecho ya hay un pequeño spoiler en el mismo título del artículo. Y si el lector ya la ha visto, entonces el artículo es un poco inútil. Así que intentaré hablar de la serie con el menor número de spoilers posible, de forma que no le fastidie la serie a nadie, pero aviso de antemano que alguno tiene que haber. El que avisa no es traidor, sólo es un chivato.
Dicho esto, voy al lío.
Stranger Things es una serie hecha POR y PARA roleros. Y en segunda instancia para ochenteros, entendiendo como tal aquellos que vivimos la década de los 80. Eso no quita para que cualquiera que no entre en estos selectos grupos pueda disfrutarla, faltaría más, la serie es muy correcta y entretenida, de las buenas. Pero está plagada de tópicos y guiños que sólo los roleros y los ochenteros vamos a pillar.
Está hecha POR roleros, eso es evidente desde la primera escena, en la que un grupo de chavales está jugando al D&D. Lo gracioso es que no están jugando al D&D como se juega en Big Bang Theory (treintañeros en su propio piso con sus novias rubias paseándose por allí para llamarles frikis), sino que juegan al D&D de verdad: en el sótano de la casa de uno de los chavales, con material que a día de hoy es vintage, pero en su momento era lo mejorcito (porque era lo que había, y ya), y derrochando ilusión, emoción e imaginación después de varias horas de juego. O sea, cosas que sólo ha vivido un rolero, y que sólo puede contar un rolero.
Está hecha PARA roleros, o tal vez debería decir para fans. Porque los guiños al fenómeno cultural fan son constantes: D&D, El Señor de los Anillos, Star Wars… Además de todos los topicazos: los chavales son los típicos más interesados por las ciencias y las «nuevas tecnologías» que por los deportes; víctimas de los abusones; incomprendidos por sus familias, que miran para otro lado con indiferencia. Además, no deja de ser la aventura que todo grupo de roleros querría vivir, donde nos ponemos todos de acuerdo y luchamos en equipo para derrotar al monstruo de turno, siendo especialmente emocionante el clímax final donde los chavales se enfrentan con un par al malo, dándolo todo, algo que se ve venir desde el capítulo 1 (al menos, lo ve venir un rolero).
Y está hecha para ochenteros. Aparte de un tufillo (podría decirse que homenaje) a las películas de Steven Spielberg que tira para atrás, hay constantes referencias a la década. Empezando por la presencia de una maravillosa Winona Ryder, que no deja de ser el referente de la supuesta «generación X», y continuando con cosas como el Atari, los Clash, Stephen King o las cintas de música, entre otras muchas. Y digo referencias porque estos aspectos no son sólo parte del decorado, no son sólo un detalle para situar la acción en el contexto de la década, sino que son parte importante del propio argumento.
Tengo que ser honesto: la he visto porque mucha gente me la ha puesto muy bien, demasiado bien, «tienes que verla», me han dicho. Y sí, tenía que verla. Pero creo que no es para tanto. O tal vez soy víctima, una vez más, de tener demasiadas expectativas. El peor spoiler que me pueden hacer antes de una película o una serie es decirme «está muy bien, te va a gustar», porque si luego me gusta… pues no me gusta tanto como debería, y si no me gusta la decepción es total. El caso es que me ha gustado, sí, pero no me ha entusiasmado.
¿Qué es lo mejor y lo peor de la serie? Bueno, los actores lo bordan, en particular los niños y el jefe de policía Hopper. Y los puntos fuertes son el ritmo de narración y la ambientación. Por otra parte, más allá de todas las referencias que he contado, la verdad es que la serie es muy previsible de principio a fin. Lo que menos me ha gustado es que hay algunas cosas que están mal explicadas o cogidas por los pelos; por ejemplo, no queda nada claro cómo hace Will para escapar del monstruo al ser llevado a otra dimensión; o los increíbles conocimientos del profesor de ciencias, que sabe todo lo que hay que saber sobre portales dimensionales o tanques de privación sensorial; o qué coño pasa exactamente en la «maniobra final» de Once.
Pero en líneas generales es la serie del verano (y por méritos propios), todo un hallazgo, que no va a defraudar a nadie. La segunda temporada está garantizada, claro, aunque aún no ha sido confirmado por la productora es cuestión de tiempo. Y miedo me da, porque en mi opinión ésta es la típica historia que tiene un comienzo y un final, y ya, no trates de alargarlo porque lo estropeas. Mucha imaginación tendrán que ponerle para que el guión no convierta el buen sabor de boca que nos ha dejado esta primera temporada en una sobredosis empalagosa de más de lo mismo… y si no es más de lo mismo, entonces la habrán cagado del todo, porque precisamente lo que mola de la serie es la base por y para roleros y ochenteros. Vamos, que no me extrañaría que pase algo parecido a lo que pasó con Matrix (y eso que yo siempre he defendido que la mejor de las tres es la tercera).
Quiero terminar con una reflexión personal que me ha provocado el visionado de la serie. Y es la sensación de que los 80 molaban, y mucho; estamos hablando de una época donde los móviles e internet eran cosa de ciencia ficción, al menos en lo que se refiere al gran público. Y donde el rol, en este caso el D&D, molaba, y mucho, aunque a día de hoy sea casi impensable una partida como la que juegan los chavales en la serie, porque el rol también ha evolucionado. El caso es que no he podido evitar cierta nostalgia, una sensación de cosas buenas, «que molaban», pero que ya se han ido y no volverán. Por ejemplo el tema de las cassettes de música… es evidente que Spotify, Youtube y otras plataformas digitales son mil veces mejores desde cualquier punto de vista, pero ya se ha perdido para siempre esa sensación de que tu hermano mayor/amigo/primo o lo que sea, te grabe una cinta de música y te diga «mira, escucha esto, ya verás cómo te mola», y te mole. Lo mismo pasa con el rol: bienvenidos sean los formatos digitales, las nuevas y flamantes ediciones y reediciones, los JdR de última generación con reglas mucho más curradas y evolucionadas… pero nunca tendrán el encanto de los manuales y tablas fotocopiados, de la primera mazmorra en la que nos adentramos, o de algo tan simple como lanzar un «hechizo de bola de fuego» al Demogorgon.
Y lo más grave es que no ha pasado tanto tiempo, ¿no? ¿O sí? Al fin y al cabo estoy hablando de sólo 30 años… No sé, supongo que ya estoy viejo para esto.
P.D.: os recomiendo este artículo del blog Carisma 18, mucho más divertido y exhaustivo que el mío. Eso sí, con algún spoiler extra.
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Vale, ya vi ayer la serie. Vi que ponías que había spoiler en el primer párrafo, y pasé por completo de esta entrada del blog xD
Una pasada de serie, espero con ganas la segunda temporada!
Algún pequeño spoiler es inevitable, pero para eso lo he avisado.
Lo dicho, yo le tengo mucho miedo a la segunda temporada, es muy fácil que la caguen… espero que no sea así.
Vale, ya vi ayer la serie. Vi que ponías que había spoiler en el primer párrafo, y pasé por completo de esta entrada del blog xD
Una pasada de serie, espero con ganas la segunda temporada!
Algún pequeño spoiler es inevitable, pero para eso lo he avisado.
Lo dicho, yo le tengo mucho miedo a la segunda temporada, es muy fácil que la caguen… espero que no sea así.
A mí me pareció magnífica, pero claro, yo soy «full target»: rolero, crío durante los ochenta, fan de los libros de Stephen King… Es cierto que el argumento es un poco previsible, pero la inmersión está tan bien hecha, apela tanto al crío que llevas dentro, que casi le perdonas esa previsibilidad: en el fondo, también eso es ochentero, por entonces se llevaban cosas más simples, lejos de los «Perdidos» de turno…
Muy de acuerdo en que el rol es más que un adorno, es parte importante en el argumento, por mucho que no tenga mucha cuota de pantalla. Y sí, en el fondo toda la serie es también una aventura rolera, una que nos gustaría jugar a cualquiera. A la que no tragué del todo fue a Wynona, la vi un poco exagerada, pero… también se lo perdoné, sí.
(Por cierto, yo la vi antes de que el hype se pusiera por las nubes y no esperaba demasiado de ella, las expectativas son siempre malas compañeras…).
El caso es que con Wynona me ha pasado al revés que con la serie. Por algún motivo la tengo clasificada como una actriz de la que ya pasó su momento, y sin embargo tanto su breve papel en Star Trek haciendo de madre de Spock como su papel más protagonista en esta serie, me han dejado buen sabor de boca. Es decir, es alguien de quien espero muy poco, y por eso cuando lo hace bien me gusta el doble.
A mí me pareció magnífica, pero claro, yo soy «full target»: rolero, crío durante los ochenta, fan de los libros de Stephen King… Es cierto que el argumento es un poco previsible, pero la inmersión está tan bien hecha, apela tanto al crío que llevas dentro, que casi le perdonas esa previsibilidad: en el fondo, también eso es ochentero, por entonces se llevaban cosas más simples, lejos de los «Perdidos» de turno…
Muy de acuerdo en que el rol es más que un adorno, es parte importante en el argumento, por mucho que no tenga mucha cuota de pantalla. Y sí, en el fondo roda la serie es también una aventura rolera, una que nos gustaría jugar a cualquiera. A la que no tragué del todo fue a Wynona, la vi un poco exagerada, pero… también se lo perdoné, sí.
(Por cierto, yo la vi antes de que el hype se pusiera por las nubes y no esperaba demasiado de ella, las expectativas son siempre malas compañeras…).
El caso es que con Wynona me ha pasado al revés que con la serie. Por algún motivo la tengo clasificada como una actriz de la que ya pasó su momento, y sin embargo tanto su breve papel en Star Trek haciendo de madre de Spock como su papel más protagonista en esta serie, me han dejado buen sabor de boca. Es decir, es alguien de quien espero muy poco, y por eso cuando lo hace bien me gusta el doble.