Se me ocurrió que aún podría sacar muchas cosas útiles del barco, y me decidí a hacer otro viaje a bordo… […] Mis pensamientos estaban ahora consagrados a encontrar los medios de asegurarme contra los salvajes y las bestias que pudiera haber en la isla… Calculé aquello que necesitaba en forma indispensable: en primer lugar agua dulce y aire saludable; luego abrigo y seguridad; finalmente, que si Dios me enviaba algún barco por las cercanías, no perdiera yo esa oportunidad de salvarme.
Fragmento de Robinson Crusoe
Un clásico, como el que da nombre al juego del que hablamos hoy: un grupo de náufragos se encuentran en una isla inexplorada, casi con lo puesto, y se enfrentan al mayor de los retos, sobrevivir.
Lo hemos visto cientos de veces, y creemos que es fácil. Que si nos viésemos en ésas, lo conseguiríamos con la gorra. Creemos. Pero entonces llega la realidad, y te das cuenta de que de fácil no tiene nada.
Robinson Crusoe: sobrevivir… y luego ya veremos
Nos encontramos ante un nuevo juego cooperativo cien por cien: si uno pringa, perdemos todos. Si ganamos, ganamos todos. Abstenerse los haters de los cooperativos.
Y es que la clave del juego es la supervivencia. Hay que comer todos los días, si no, perdemos salud. Hay que refugiarse de la lluvia y de la nieve (sí, en la remota isla maldita también puede nevar), si no, perdemos salud. Y hay que defenderse de los animales salvajes, o de los nativos, o de muchos otros peligros, si no, perdemos salud. Vamos, que hay mucho trabajo por hacer: hay que recolectar comida y también madera y pieles que nos sirvan para establecer lo antes posible nuestro campamento, su techo, y una buena empalizada. Y para ello hay que conseguir muchas cosas: fabricar utensilios, explorar la isla en busca de los materiales que necesitamos, etc.
También es importante la moral, o puntos de determinación, que es la moneda que usamos tanto como peaje en algunas visicitudes como para pagar varias cosas, entre otras las habilidades especiales que tienen los personajes. Si las cosas van bien, ganaremos moral, pero cuando empiecen a ir mal…
Los personajes, por cierto, no son todos iguales: en función de su profesión, aguantará mejor o peor la pérdida de salud, pero también pondrá a disposición del grupo sus particularidades habilidades. El cocinero, el soldado, el explorador o el carpintero (o sus contrapartidas femeninas, idénticas en habilidades, como tiene que ser, que se encuentran simplemente dándole la vuelta a la ficha de cartón), dispondrán de sus propias artimañas y de un objeto especial que también habrá que fabricar.
Por tanto, este es un juego de gestión de recursos. O nos espabilamos y conseguimos lo que necesitamos pronto, o poco a poco la isla nos irá mermando, hasta que alguien no consiga sobrevivir. ¿Y cómo se gestionan estos recursos? Aquí viene la mecánica principal del juego.
Ya sea explorar, cazar, recolectar recursos o fabricar objetos, en todos los casos siempre se va a realizar de la misma forma: asignaremos una acción de nuestros personajes (que tienen dos disponibles por turno). Si sólo se dedica un personaje, habrá que tirar tres dados: uno marca el éxito de la acción, o la posible obtención de puntos de determinación caso de no conseguirlo; otro marcará el coste o no en salud del personaje; y otro determinará si ocurre algún evento en particular (por lo general contraproducente), representado por la correspondiente carta. Demasiado riesgo, sobre todo cuando vienen mal dadas. Así que si queremos asegurar, podemos colocar a dos personajes para realizar la acción: éxito asegurado.
Parece fácil, pero como decía antes, no lo es. Si vamos sobre seguro no nos dará tiempo a conseguir todo lo que necesitamos a tiempo. Pero si arriesgamos siempre, lo más probable es que nos acabe saliendo el tiro por la culata. El equilibrio de este riesgo será la clave para poder avanzar, y hacerlo lo suficientemente rápido.
Hay una segunda mecánica que es, en mi opinión, el mayor acierto del juego: el desbloqueo de objetos. Porque está claro, si quieres cavar un pozo necesitas una pala, así que tienes que construir la pala antes que el pozo. Si quieres colocar un lazo para atrapar animales, necesitas una cuerda. Y así con todo. Esto es interesante porque te obliga a establecer prioridades, a explorar, o a renunciar a determinadas cosas. A tomar decisiones, en definitiva, que es lo divertido.

¿Y cuánto tiempo debemos sobrevivir?
Éste es el problema, que además de aguantar hay que cumplir alguna misión. Y es que el juego plantea diversos escenarios, que parten en general de la misma premisa de la supervivencia, pero que permiten la rejugabilidad porque le dan distinto sabor a cada partida. Así, en el primer escenario el objetivo es conseguir la suficiente madera como para construir una gran hoguera para que nos vengan a rescatar, mientras que en el segundo estamos en una expedición acompañando a un exorcista, y debemos construir cruces en varias zonas de la isla.
Dichos escenarios no sólo contemplan la misión, sino también determinados eventos, objetos o reglas especiales. Están muy bien construidos, y le dan al argumento un sabor especial. Hay otro escenario que recrea la isla de King Kong, por ejemplo.
Por supuesto, el juego es carne de expansiones, ya que es tan sencillo como inventarse nuevos personajes y misiones. Hasta donde he podido ver, existen (al menos en castellano) dos expansiones:
- El viaje del Beagle: una campaña de 5 escenarios que recrea la expedición de Charles Darwin.
- Relatos misteriosos: que al parecer incluye mecánicas nuevas con el llamado Modo Horror.
No he probado ninguna de las dos, así que no puedo valorarlas, pero conociendo el juego base me parece que van a merecer mucho la pena. También está en descarga gratuita el escenario Aullidos en la noche, basado no tanto en la supervivencia inicial (se empieza con el refugio construido) como en la caza. Gran iniciativa, que se publiquen escenarios gratuitos.
Lo mejor de Robinson Crusoe
- La ambientación. La sensación de urgencia por obtener recursos para sobrevivir es abrumadora.
- Las mecánicas. Pueden parecer complejas pero una vez se pillan todo tiene sentido y la cosa va fluida.
- El arte y el acabado. Muy cuidados.
Lo peor de Robinson Crusoe
- De uno a cuatro jugadores. Es una pena que no esté pensado para más. Ignoro si con las expansiones esto se amplía, pero se me antojan pocos.
- La dificultad, que a priori es excesiva. No está mal que un cooperativo sea muy difícil de ganar, y tengo la sospecha de que una vez jugadas unas cuantas partidas y cogido el truco puede que la cosa se haga muy fácil. Pero de primeras me ha parecido demasiado difícil. Hay que decir que tenemos disponibles tanto a Viernes (el personaje de la novela) como a un perro, que son personajes que ayudan en la producción, pensados para rebajar en cierta manera dicho nivel de dificultad; pero es que yo no concibo jugar sin ellos, la verdad.
- El precio: 60 eurazos por un juego que sólo se compone de cartón y 9 dados es excesivo, por muy bueno que sea el acabado y mucho cartón que contenga. Las expansiones no se quedan atrás: 30 euros por El viaje del Beagle y 50 por Relatos misteriosos. ¡Que son expansiones!
Conclusión
Robinson Crusoe: Aventuras en la isla maldita me ha dejado un muy buen sabor de boca. Es un buen cooperativo, con la dosis mínima de personalización para que los jugadores tengan la sensación de no ser todos iguales, y con un excelente acabado, con el sello de calidad de Edge. Ya digo que el precio me parece excesivo, pero desde luego es un juego que merece la pena. Yo me he quedado con ganas de volver a jugar, y con eso lo digo todo.
Como siempre, aquí tenéis el enlace de compra en Amazon.
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