La semana pasada hablaba de nostalgia rolera, y en esta ocasión toca la cinéfila.
Resulta que en enero fui al cine a ver con algunos amigos (maravilloso ejercicio que tenía abandonado por circunstancias vitales, a ver cuándo puede repetirse) la última de Matrix. Íbamos motivados por la natural curiosidad de ver qué se inventaban esta vez para continuar una de esas sagas que quedan en la retina y en el recuerdo, y que conforman parte de los cimientos culturales de una generación. Si bien (para mí) no a la altura de otras aún más míticas como Star Wars o Indiana Jones, pero le va a la zaga.
No obstante, yo iba con una rara sensación premonitoria. ¿Qué demonios se van a inventar para darle continuidad a una historia que claramente estaba concluida? Ya puede ser original y estar bien justificado.
He puesto en negrita la palabra «claramente» porque no, en Matrix no hay nada claro. Tal vez éste sea su mayor defecto, que parte de su propio ADN sea esa sensación de no tener ni idea de lo que está pasando realmente, ni los personajes ni el espectador, y pese a todo seguir adelante disfrutando del recital.
En fin, éstas son mis impresiones.
Aviso spoilers.
Matrix 4
Por desgracia, mis sospechas se vieron confirmadas. Ya lo dije al hablar del Episodio IX: las resurrecciones siempre son una mala idea, salvo si están justificadísimas. Podrían haberse inventado un Matrix paralelo o alguna otra enrevesada excusa. Pero no. La vuelta de Neo y Trinity sólo podía darse de una forma, como presagiaba el propio título.
No obstante, su presencia en pantalla sigue siendo tan poderosa que, de alguna manera, anestesia un poco la mala sensación que deja el argumento.
Y es que éste… en fin, no es que sea malo, pero no deja de ser un calco de la primera parte. Se repiten las escenas que ya nos sabemos de memoria: que si las pastillas, que si el rescate de los cuerpos de la colmena, que si el «entrenamiento» de Neo por Morfeo… No sé, yo entiendo que se ha intentado que el espectador reconozca y disfrute la saga con la que tanto disfrutó hace unos años. Pero la falta de originalidad y de ideas se hace patente.
Al menos, todo hay que decirlo, la película se ríe de sí misma: los diálogos de las primeras escenas de la oficina provocan una sonrisa inevitable.
¿Y qué pasa con el resto de personajes? Veamos uno por uno:
- Morfeo: lo siento pero no, ése no es Morfeo aunque se llame igual, se comporte igual, tenga una apariencia casi igual y un rol similar. Lo curioso es que el propio argumento de la peli deja claro que no es Morfeo reencarnado en Matrix ni nada parecido, haciendo el correspondiente homenaje a Laurence Fishburne. Por tanto, este personaje está metido con calzador.
- Mr Smith: otro que sobra, en mi opinión. La película ya tiene su propio villano (luego hablaré de él), no es necesaria la presencia de este sucedáneo del viejo archienemigo de Neo. Porque me pasa lo mismo: aunque tiene alguna escena memorable, como el momento en que es consciente de sí mismo, en general su presencia es más una molestia que otra cosa. Mr Smith es Hugo Weaving, y si no puedes contar con él, pues no lo metas.
- Nyobe: o como se escriba. El único personaje que tiene sent… no, tampoco. Lo poco que hace en la peli es completamente absurdo: encerrar a Neo. Y mira que empezaba bien, dando una nota de realidad y lógica en la historia.
Lo demás es lo que ya conocemos: escenas de acción con la técnica de ralentización para dar más espectáculo visual, efectos especiales y un buen grado de confusión argumental, para seguir dejando claro que nada es lo que parece en Matrix, y que es un universo que no entenderemos del todo jamás. Incluyendo el insulso final.
Sin embargo, hay una pequeña perla inesperada…
La importancia del villano
De hecho hay dos, pero empezaré por el que provoca este subtítulo. Y que no es otro que Neil Patrick Harris.
Este tío tiene un papel, uno sólo: el suyo. Pero es que lo borda. No le pidas que haga de héroe de acción o un musical. Pero cuando hace de… bueno, de sí mismo, es genial. Ya desde su primera aparición en la película desprende su particular carisma y te deja con la mosca tras la oreja. Y luego, sin grandes alardes, resulta ser un villano más que decente. Incluso diría que es lo único salvable del final: la paliza que le da Trinity sólo tiene gracia debido a su presencia.
Como he dicho en incontables ocasiones, un villano a la altura es necesario para que la historia del héroe sea más épica. En el caso de Matrix 4, creo que no salva a la película (me parece imposible), pero al menos es un aliciente para verla.
La otra pequeña perla es la de Jessica Henwick, una actriz que poco a poco, a lo tonto, ha participado en un buen puñado de productos del frikismo: Juego de Tronos, Ironfist, Star Wars, y ahora Matrix. Su papel, no tan secundario, es de lo poco que merece la pena ver en la película. Es un soplo de aire fresco entre tanta antigualla.
La presencia de ambos se agradece bastante.
Y poco más que añadir. El resumen es el siguiente: la película es entretenida, pero muy prescindible. Como fan de Matrix, sinceramente, ojalá no la hubiesen rodado nunca. Lo que me lleva a la siguiente reflexión.
Hay que saber cuándo parar
Por desgracia es una constante en las producciones de hoy en día, llenas de remakes o continuaciones.
En el caso de Matrix, sin embargo, no me refiero a esta última película, que en mi opinión nunca debió haber existido. Me refiero a Matrix 2. Y eso que yo soy de los pocos que defiende que su favorita es Matrix 3, porque me flipan las historias de batallas con una defensa hasta el final y la caballería en camino.
Pero la realidad es que en Matrix 2 se cruzó una peligrosa línea que dio al traste con todo el argumento. Fue un momento muy claro, muy concreto, casi al final de la película: el momento en que Neo, en el mundo «real», detiene a una máquina con sus poderes. En ese momento concreto se abandona la ciencia ficción y la poca lógica que pudiese quedar en el argumento y se pasa a la fantasía. Para qué hablar ya del Demiurgo y su incomprensible «explicación» de lo que está pasando; años después todavía no lo entiendo del todo (ni lo entenderé).
Y es que en el momento en que intentas explicar lo inexplicable, ya estás perdido. Es como intentar darle un sentido científico a la magia.
Matrix nunca debió pasar de la primera película: una película de acción redonda, con impresionantes efectos, personajes maravillosos, reflexión filosófica incluida y una estética muy personal. Todo lo demás, aunque haya escenas maravillosas, sobra.
Pero Matrix no es la única franquicia que debió saber cuándo parar. Ahí tenemos a Indiana Jones, cuya última película provoca momentos de vergüenza ajena; Star Wars (aunque yo soy de los que encuentra más cosas buenas que malas a la última trilogía, pero en general todo el mundo está de acuerdo en que ha causado un sentimiento generalizado de rechazo, y nadie espera que haya más, al menos posteriores al Episodio IX); y así con un largo etcétera.
Un ejemplo que me da mucho miedo/pereza: Avatar. Si no me equivoco van a estrenar no una, sino tres películas más. ¿Para qué? Avatar ya está bien como acaba, es un peliculón maravilloso. Cualquier cosa que nos muestren ahora sólo va a servir para exprimir más a la vaca. Puede que nos traiga más horas de diversión y entretenimiento, pero creo que en conjunto va a ser más probable que la saga en cuestión se estropee.
Y un posible contraejemplo: Willow. No tengo ni idea de cómo va a ser la serie, pero siendo una de mis favoritas de chaval, sí tengo ganas de ver por dónde tira, aunque obviamente no contará con Madmartigan. Pero el tráiler apunta maneras (aquí lo dejo):
En fin, que hay que saber cuándo parar. Y cuándo merece la pena hacer un nuevo esfuerzo. Otra cosa son los dólares que se recauden en taquilla. Pero desde el punto de vista del fan, mejor quedarnos con los buenos recuerdos de las sagas que nos han hecho y hacen soñar. Así espero seguir yo, mientras no sea demasiado viejo para esto.