Las escape rooms son el pasatiempo de moda. Su popularidad ha supuesto una proliferación de centros con este tipo de oferta lúdica, que han crecido como setas.
Este éxito no es casual. Se trata de ocio inteligente y social para todos los públicos. En el fondo, es otra forma de rolear. No puede decirse que se trate de rol en vivo, siendo puristas, pero se acerca mucho.
He tenido la suerte de haber experimentado ya dos escape rooms, así que ya me siento capacitado para hablar de ellas.

¿Qué son las escape rooms?
Por si alguien aún no lo sabe, lo explico: las escape rooms son una actividad que consiste, como su propio nombre indica, en escapar de una habitación resolviendo una serie de problemas en un tiempo determinado.
Hay variantes, claro, donde digo escapar también puede ser desactivar una bomba, encontrar un tesoro… Pero en todos los casos la mecánica es la misma: se encierra a los jugadores en una habitación (habitualmente con otra u otras habitaciones adyacentes a las que podremos tener acceso durante el desarrollo de la partida) llena de pistas, en su mayoría ocultas, y mediante la resolución de ciertos acertijos, puzzles o problemas, con la dificultad añadida de tener que hacerlo contrarreloj, llegar al final de la actividad dentro del tiempo establecido. Tarea nada sencilla, pues el tiempo suele estar muy ajustado.
El contexto es esencial en las escape rooms: aunque en el fondo la resolución de pistas sea una mecánica independiente (por ejemplo encontrar la combinación que abre un determinado candado), todo está ambientado en una historia establecida de antemano. Hay que encontrar y desactivar la bomba situada en el despacho de un investigador privado, o averiguar el código de lanzamiento de misiles nucleares de una instalación rusa durante la Guerra Fría, o escapar del laboratorio de un científico loco que ha creado zombis.
Precisamente este aspecto argumental es lo que, para mí, le da verdadera gracia al asunto. Y lo que más hace que se parezca (sin llegar a serlo) al rol en vivo. Porque los jugadores van a adoptar un papel, un rol, aunque sea bastante impersonal: nada distingue a un jugador de otro en el argumento, todos son soldados, investigadores o científicos. Y llevarán la indumentaria adecuada, útil solo para ayudar a introducirlos más en dicho papel.
Pero sobre todo, será la propia habitación la que aporte ese ambiente necesario para la historia, con una decoración especial y, si se da el caso, efectos sonoros o música ambiental en función de las necesidades.

¿Qué tipo de pistas y problemas?
El límite lo pone la imaginación de los propios creadores de las escape rooms correspondientes. Incluso sospecho que cada compañía debe tener su propio estilo. Pero por lo que he visto las mecánicas son más o menos las mismas, a ver si consigo clasificarlos de alguna manera.
1 Combinaciones de candados
Raro será que no haya al menos un candado para abrir. Sí, está claro, la combinación o la llave necesaria para abrirlo vendrá de otra pista anterior. ¡Os aseguro que es un auténtico subidón comprobar que el candado se abre!
¿Y qué pasa al abrirse? Pues que se desbloquea una nueva pista o un nuevo dato, por supuesto. Un cajón que se abre, un nuevo habitáculo, un nuevo objeto…
2 Elementos ocultos
En mi opinión lo más divertido de todo. Una llave que está oculta tras un falso fondo, una habitación cuya existencia sólo descubrimos cuando se corre un panel de la pared, un mensaje escrito en la pared con tinta invisible que sólo podremos ver si disponemos de una linterna de luz azul…
Los gritos de sorpresa y para informar al resto del equipo van a ser frecuentes.
– ¡Un mapa! ¡He encontrado un mapa!
Es genial descubrir algo que estaba ahí pero no veíamos. Aún me acuerdo de la increíble sensación que me dio cuando pude identificar un elemento que se parecía a una ilustración, y cómo al colocar dicho elemento imitando la ilustración se abría una puerta bloqueada. ¡Me sentía como el jodido MacGyver!
3 Problemas matemáticos
Tranquilidad, no hay complejas fórmulas ni hace falta llevar calculadora. Frecuentemente son los clásicos sistemas de 3 ecuaciones con 3 incógnitas, sin operadores complejos, donde las incógnitas pueden venir representadas por fotos de personajes, o cualquier otro elemento. Las pistas que obtendremos de la resolución de otros problemas nos permitirá resolver este sencillo sistema de ecuaciones.
Eso sí, cuidado porque podemos no caer en la pista clave para resolverlo, ya sea por no tener mucha agilidad matemática o por las prisas del directo. Por ejemplo, en la siguiente ecuación:
X + X + Y = 11
Hay que darse cuenta de que Y es un número impar por narices, y por tanto estará en la siguiente lista: [1,3,5,7,9,11]; y que X puede ser cualquier número entre 0 y 5. Sí, asumimos que hablamos de números enteros y positivos, claro. Conociendo una incógnita es inmediato conocer la otra, y con frecuencia ambas serán necesarias para resolver otro problema posterior, por ejemplo la apertura de un candado.
4 Mensaje secreto
El clásico texto que contiene un mensaje oculto, frecuentemente siendo necesaria una clave para poder descifrarlo. Por ejemplo, coger 1 de cada 5 letras, o utilizando una plantilla que marque determinadas palabras. Y claro, esa clave o esa plantilla serán el resultado de resolver otros problemas.
5 Conectar un circuito
Es curioso, en ambas escape room nos encontramos con elementos de circuitería. Nada complicado, tranquilos, no es necesario ser ingeniero para poder usarlos. Pero sí había cachivaches que sólo se activaban si se conectaban cables de una u otra manera.
Una vez más, el cable que necesitas o el esquema de conexión adecuado lo obtendrás al resolver otro problema.
6 Pruebas físicas
Que yo sepa no hay que ser acróbata o especialmente fuerte, pero sí hay pruebas que no se resuelven con ingenio sino con habilidad motriz. Puede ser tener que pasar a través de los clásicos detectores de movimiento sin tener que tocarlos, meterse por el hueco de un pasadizo secreto, o alguna prueba de coordinación manual.
Os aseguro que la mayor tontería puede ser un gran obstáculo si ves cómo el tiempo pasa a toda leche, sobre todo porque no sabes cuántas pistas te falta por resolver antes del final.

¿Por qué son tan divertidas las escape rooms?
En mi opinión, la clave es la combinación de ambientación (historia) + adrenalina. Es innegable que el hecho de ir contrarreloj le da un extra de urgencia; si dispusiésemos de todo el tiempo del mundo sería mucho más aburrido.
Una música de fondo que inspire cierta urgencia, la decoración del entorno (aunque en ocasiones puede dar pie a pistas falsas), el propio argumento, la indumentaria… hacen que el jugador más soso se sienta como parte de la historia. De nuevo pienso en el rol en vivo, salvando las distancias. Pero el hecho de ser tú el que pulsa determinado botón, o abre un candado, o mira dentro de tal bolsillo, provoca que no tengas que imaginar nada: realmente eres tú el que está haciendo determinada cosa.
Y hay un componente social imprescindible. De hecho no hay (que yo sepa) ninguna escape room en solitario, y eso que en mi opinión podría tener mucho éxito bien montado. El trabajo en equipo y el compartir la experiencia con amigos es un extra nada desdeñable. De hecho determinadas pruebas sólo se pueden superar gracias a ese trabajo en equipo, por lo que el éxito al superarlas es compartido (y el fracaso también, claro).
No en vano hay empresas que contratan estas actividades, interesadas en ver trabajar juntos a los integrantes de su plantilla. Es un campo de pruebas excelente para ver quién tiene más iniciativa, quién se dedica realmente a resolver problemas, quién organiza al resto, quién cede a la presión… Todo en un entorno divertido y estimulante.
Esto hace que sea una actividad perfecta para grupos, y por tanto una opción genial para cumpleaños, despedidas de soltero/a, o simplemente algo que hacer con los amigos antes de salir a tomar algo. Además los precios suelen ser muy razonables.
Dicho todo esto…
Mis sensaciones
Tras haber completado dos escape rooms tengo que decir que es una experiencia que recomiendo sin lugar a dudas. En líneas generales es muy positiva, y salí contento de ambas habitaciones.
Cuando se acaba la prisa por resolver problemas te das cuenta de que la hora se ha pasado volando, y puedes recapitular respecto a los problemas o puzzles que te han gustado más (o menos). El «tercer tiempo» con los colegas con los que has compartido la experiencia es más que necesario, y en cierto modo, parte indirecta de la experiencia.
Hay, sin embargo, cierto elemento de frustración que me acompañó en ambos casos. Y es el hecho de que cuando te quedas atascado te puedes ver forzado a pedir una pista al monitor de la actividad. No importa que nos creamos muy listos por haber jugado cientos o miles de horas a juegos de rol, va a llegar un momento en que no sepamos por dónde seguir. En estos casos, el orgullo es el peor compañero: mejor pedir una pista extra y poder disfrutar del resto de la experiencia.
La consecuencia inevitable es la sensación agridulce de no haber podido resolver el reto por nosotros mismos. Es como si hubiésemos hecho trampa para poder ganar. No hay una victoria plena.
Esa frustración se hace mayor cuando te das cuenta de que has pasado por alto pistas absolutamente evidentes, que tenías en tus narices, mientras que has perdido un tiempo precioso siguiendo pistas falsas. Porque sí, me lo pueden vender como quieran, pero un cuadro con un personaje que lleva una cabeza de cerdo es una pista, aunque sea falsa, no un puñetero adorno.
También es inevitable que ciertos pequeños detalles rechinen, al fin y al cabo somos jugadores de rol, la construcción de mundos es lo nuestro. Por ejemplo, si tras desactivar la bomba nuclear suena la canción «We are the champions» del Real Mad… digoo de Queen, el anticlímax está servido. Así que te quedas pensando en cómo lo habrías diseñado tú. En cualquier caso, detalles menores.

Recomendaciones
La abundancia actual de oferta de escape rooms es tan grande (afortunadamente) que sería absurdo por mi parte recomendar las dos que he probado, ya que no tienen por qué ser las mejores, aún me faltan muchas por probar.
Lo mejor será googlear para conocer la oferta y las opiniones del público en tu propia ciudad. Aunque no es ninguna tontería aprovechar la visita a algún sitio y reservar un tiempo en visitar alguna escape room que nos apetezca. Teniendo en cuenta su duración, serán apenas dos horas (contando desplazamientos) muy bien invertidas.
En cualquier caso, a modo de ejemplo de la variedad que ya hay, recomiendo visitar esta página con toda la oferta de Madrid:
Todos los ESCAPE ROOM en Madrid
También recomiendo la siguiente web, especializada en actividades de ocio (incluyendo escape rooms, por supuesto):
Mi recomendación, si no lo habéis probado aún, es que os lancéis porque no sabéis lo que os estáis perdiendo.
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Los puzzles de roles en vivo de toda la vida llevados al mainstream de forma eficaz. Es un gustazo ver que la oferta es amplia y que cada vez más gente se atreve a probar con ocio alternativo 🙂
No estoy muy seguro de si podemos seguir llamando a esto «ocio alternativo». Pero sí, a disfrutar este buen momento.
Los puzzles de roles en vivo de toda la vida llevados al mainstream de forma eficaz. Es un gustazo ver que la oferta es amplia y que cada vez más gente se atreve a probar con ocio alternativo 🙂
No estoy muy seguro de si podemos seguir llamando a esto «ocio alternativo». Pero sí, a disfrutar este buen momento.