Hace unos años, charlando con unos compañeros de curro, alguien me preguntó: ¿cuál es tu superhéroe favorito? Y yo no dudé en responder: el Caballero Luna.
«¿Y ése quién es?», me respondieron. Ninguno lo conocía.
No es de extrañar: aunque el Caballero Luna sea un Vengador y ya tenga solera, obviamente no es de los más conocidos.
Ahora que está de moda gracias a la serie que se acaba de estrenar en Disney+, no puedo resistirme a hablar de él.
¿Quién es el Caballero Luna?
O tal vez la pregunta debería ser «¿qué hace el Caballero Luna?». Eso es lo que me preguntaron mis colegas en aquella conversación. Al fin y al cabo, un superhéroe se caracteriza por sus superpoderes, ¿no?
La verdad es que es difícil de definir. Resumiendo mucho, el Caballero Luna mejora sus cualidades físicas dependiendo de las fases de la luna, ya que es el avatar de Konshu, el dios de la luna egipcio. Así que sí tiene superpoderes… pero no muchos. En este sentido es una especie de Capitán América: físicamente por encima de lo normal en los humanos, lo que supone una ventaja innegable, pero nada «sobrenatural».
Antes de que algún fan me salte a la yugular, dejaré bien claro que sí tiene superpoderes con un ejemplo: uno de los cómics de los Vengadores que tengo en mi colección. En él, los Vengadores se ven atrapados por una raza alienígena que los somete a una dura prueba: uno por uno, los Vengadores lucharán con un droide que aprende los poderes de sus oponentes y se adapta a ellos, mejorando por tanto entre combate y combate.
Claro, el primer combate es relativamente sencillo, pero según van avanzando la cosa se complica. Además, pierden uno de sus puntos fuertes: el trabajo en equipo, algo que Ojo de Halcón intenta contrarrestar dejando caer una de sus flechas durante su propio combate. El caso es que el Caballero Luna tiene la mala suerte de que le toca ser el último. El marrón es muy gordo, porque el droide en cuestión ya ha sido derrotado por todos sus compañeros, a cual más poderoso. ¿Y cómo se salva? Premio: resulta que están luchando en un mundo que está completamente rodeado de lunas (toma Deus ex machina), así que el Caballero experimenta un subidón que ya le gustaría a Hulk, y destroza al droide sin despeinarse con una alocada risa triunfal.
Por motivos evidentes, sus apariciones estelares son casi siempre nocturnas. Pero como eso no siempre es posible (los villanos a veces atacan de día), no es lo único que le caracteriza. Con o sin mejoras físicas, es un hombre de acción, que sabe repartir leña. Y se ve mejorado con variopintos cacharros: armamento propio del culto de Konshu, armaduras mejoradas, o transportes propios tuneados.
Sin embargo, puede que su principal rasgo de personalidad sean sus problemas psicológicos, ya que sufre de trastorno de identidad disociativo, llegando a tener tres alter egos: Marc Spector, el hombre de acción; Steven Grant, un millonario; y Jake Lockley, un taxista (¡¡!!). Como suele pasar, sin entrar en detalles, esto es a la vez una debilidad y una ventaja.
Salvando el tema de los superpoderes, que como digo no son nada evidentes en general, tiene muchas similitudes con Batman, con quien se le compara constantemente. Y con razón, aunque uno va de negro y otro de blanco (o tal vez precisamente este rasgo opuesto sea una similitud más). Así que antes de poder explicar por qué el Caballero Luna es mi superhéroe favorito, voy a meterme en un charco.
Batman vs Superman
Es una pregunta muy recurrente, ¿verdad? ¿A quién prefieres, a Batman o a Superman? Éstos sí que son opuestos: uno tiene todos los poderes del mundo, hasta el punto de poder ser comparado con un dios, y otro no tiene ninguno. Y, sin embargo, juegan en la misma liga. Literalmente, en la misma Liga.
¿Cómo es posible? La respuesta es sencilla: por exigencias del guión. Citaré al maestro, Stan Lee (y adjunto vídeo de demostración):
Cuando me preguntan quién ganaría en una pelea entre dos personajes, siempre digo lo mismo: ganará el que quiera el escritor.
Por si te quedan dudas, yo soy del equipo Batman, por supuesto. Y el motivo es el siguiente: Superman es el superhéroe perfecto. Es la luz. Intachable. No le falla ni el flequillo. Sólo tiene un punto débil, la criptonita, y por eso se le exprime hasta la saciedad. Se pueden imaginar mil formas de ponerle en aprietos (por eso Lex Luthor, un humano que no puede competir con el Hombre de Acero en ningún sentido, ni siquiera en el tema capilar, mola tanto), pero su perfección es tal que todas resultan poco creíbles, y por supuesto siempre fracasan. Y por tanto es aburrido.
Batman es lo puesto: oscuro, con frecuencia cuestionado por sus métodos o sus ideales. Su único superpoder es el dinero. Tiene tantas debilidades como cualquiera, y eso es lo que lo hace interesante. Es un personaje bien construido, que da juego pase lo que pase sin tener que recurrir a retorcidos giros de guión.
Ojo, no tengo nada en contra de los personajes moralmente correctos. El Capitán América es uno de mis favoritos. Lo que no me gusta de Superman es su invencibilidad, que ni muerto es derrotado.
Batman, técnicamente, no es un superhéroe, porque no tiene superpoderes. Sin embargo, como dije antes, juega en la misma liga que el resto. Eso nadie se lo discute, ni siquiera Superman. Como tampoco nadie le discute al Capitán América. Es una argumento que utilicé con el mismo grupo de colegas, cuando surgió la discusión correspondiente. No es necesario tener superpoderes para poder ser considerado un superhéroe.
Volvamos al Caballero Luna.
¿Por qué es mi superhéroe favorito?
La verdad es que no lo sé. No sabría decir un motivo concreto. Pero creo que tiene que ver con lo que acabo de contar de Batman. Es innegable que hay similitudes entre ambos, así que supongo que por ahí van los tiros. ¿Es porque me recuerda a Batman? No, pero lo que me gusta de uno, lo veo en el otro.
Son las imperfecciones, las debilidades, las que hacen que un personaje destinado a combatir a villanos de talla sobrenatural sea interesante. Pasa algo parecido con Spiderman, la gente se identifica con él porque, pese a sus poderes, tiene problemas reales: no llega a fin de mes, un jefe cabrón, problemas con las chicas… Problemas cotidianos que dan credibilidad a un tío que va con un traje poco convencional (incluso entre los superhéroes) y unos poderes poco convencionales.
El Caballero Luna está, sin duda, en esa liga.
Tras haber visto ya el primer episodio de la serie, la buena noticia es que me da la sensación de que se ha sabido captar ese concepto. No se trata sólo del trabajo de un actor tan soberbio como Oscar Isaac, posiblemente lo mejorcito de la última trilogía de Star Wars. El guión se ha centrado en presentar al personaje con su trastorno de personalidad múltiple. Lo fácil, o atractivo, habría sido hacerlo desde una perspectiva más «superheroica», más visual. Sin embargo, no se ve al Caballero Luna hasta los últimos tres segundos del capítulo. Maravilloso.
Así que no puedo estar más contento. Veremos si el resto de la serie no me decepciona. Y si lo hace, pues bueno, me releeré mis antiguos cómics, que aún no están viejos para esto.