Hay que tomar esa colina a toda costa.
¿Por qué? Eso es lo de menos. En medio del sinsentido de la guerra (de todas las guerras), cuando llega esta orden sólo hay una consecuencia: el bando atacante va a darlo todo para desalojar al defensor de la colina, que se va a defender como gato panza arriba. Si lo consiguen, esperarán nuevas órdenes (probablemente, tomar la siguiente colina, también a toda costa), y si no lo consiguen, entonces habrán muerto (una buena parte), y los escasos supervivientes tendrán que dar cuentas a los «mandamases».
El conflicto en cuestión no importa, la historia siempre es la misma. En este caso, nos situamos en la Guerra de Vietnam.
Y en una colina que será conocida para la posteridad por convertirse en una picadora de carne.
La legendaria división 101ª aerotransportada
Los protagonistas de la acción son los soldados de una unidad mítica por su participación durante la Segunda Guerra Mundial. Sus exploradores abrieron camino durante la invasión de Normandía, pero su verdadero protagonismo lo alcanzaron en las Ardenas, en la defensa de Bastogne (recomiendo ver la serie de HBO Hermanos de sangre), aguantando a los alemanes hasta que llegó Patton al rescate (aunque ellos afirmaron que no necesitaban ser rescatados).
Por cierto, que los norvietnamitas llamaban a los soldados de la 101 «hombres gallinas», ya que nunca habían visto un águila calva, en referencia a su emblema. El término no tenía nada de despectivo, de hecho los comandantes intentaban evitar el combate con los «gallinas», dada su fama en combate.
25 años después, el tercer batallón divisa tropas del Vietcong en una colina en el valle de A Shau, cerca de la frontera con Laos, que los autóctonos conocen como Ap Bia. Y llega la mencionada orden.
Hay poco que discutir, y de momento no hay motivos para ello: no parece una posición muy complicada de tomar. Así que allá que van los valientes soldados norteamericanos, a cumplir con su deber. Tampoco se lanzan a lo loco: la Fuerza Aérea realiza el 11 de mayo (día del avistamiento) un potente bombardeo con napalm, para ir ablandando el terreno. Debería ser un paseo.
Pero el Vietcong ha construido una larga red de trincheras subterráneas escondidas entre la densa vegetación, desde la que esperan al enemigo. Cuando los estadounidenses avanzan el 12 de mayo, son repelidos por el fuego cruzado entre las trincheras, a lo que hay que sumar el terreno minado y la lluvia de granadas. Con numerosas bajas, y viéndose forzados a dejar atrás a los heridos, son rechazados.

Un ataque tras otro
Lo que parecía que iba a ser un paseo por la jungla se ha convertido en un despropósito.
El 13 de mayo apenas pueden avanzar unos cientos de metros antes de volver a ser rechazados. El día 14 vuelven a intentarlo, de nuevo sin éxito.
Uno tras otro, los sucesivos ataques estadounidenses se ven rechazados por las defensas norvietnamitas. Los refuerzos que van llegando (batallones americanos y survietnamitas) sólo son más carne que añadir a la picadora en que se ha convertido la colina maldita.
Pero las órdenes no cambian. Hay que tomar la colina a toda costa. ¿Por qué es tan importante esta colina? Sólo el alto mando lo sabe. El caso es que los comandantes del Vietcong tampoco están por la labor de irse, ¿por qué habrían de hacerlo, si están humillando al enemigo? Así que venga, ¡más madera!
Finalmente, el día 16 los defensores empiezan a flaquear. La lucha es encarnizada, pero los estadounidenses están cerca de lograr su costoso objetivo.
Y entonces ocurre…
Fuego amigo
Un helicóptero confunde a las tropas estadounidenses, y acribilla la columna que está ascendiendo por la ladera. Es una catástrofe, muchísimas bajas. Y encima se vuelve a retrasar la toma de la colina.
He consultado varias fuentes para intentar averiguar qué fue del piloto en cuestión. Si fue juzgado en un consejo de guerra, murió «accidentalmente», se suicidó… ni idea, no he encontrado nada. Si alguien tiene información al respecto que la deje en los comentarios, porque me parece algo muy relevante.
En cualquier caso se retrasa la toma de la maldita colina. Los norvietnamitas encuentran aire donde ya no había nada. La lucha sigue. De hecho, el mismo centro de mando estadounidense es alcanzado por un cohete.
El día 17 de mayo las tropas se toman un descanso. Sospecho que, de haber dado una nueva orden de ataque, se habrían amotinado. Mientras los soldados descansan, se bombardea la zona con gas lacrimógeno. Los defensores tampoco están de vacaciones, precisamente.
El día 18 vuelven a la carga. Se han distribuido unos pesados chalecos antibalas que, en teoría, deberían hacer más fácil el combate. Han llegado con una semana de retraso y, en realidad, molestan más que ayudan: el tipo listo que ha decidido equipar a las tropas con ellos no es consciente de que en la jungla no sólo hay balas y minas, sino también un calor infernal, mosquitos, humedad…
Y una tormenta. Claro, ¿por qué no? La visibilidad se vuelve casi nula. Lejos de ayudar a las tropas atacantes, se convierte en un claro peligro ante el fuego amigo: el apoyo aéreo puede volverse en su contra otra vez, algo que no se puede permitir. Media vuelta, una vez más.
Hay que tomar la colina a toda costa
El horno no está para bollos. Empieza a haber escenas de tensión entre los soldados, que no entienden por qué el alto mando se empeña en llevarlos a la matanza una y otra vez. Es 19 de mayo, y ya se han realizado la friolera de 10 intentos.
Pero el día 20 se produce un nuevo ataque, con cuatro batallones ascendiendo de forma coordinada por la colina. El combate es encarnizado, hombre a hombre, disputando cada palmo de terreno.
Al fin, se corona la cumbre. Ha costado 72 muertos y 372 heridos (los defensores han perdido a más de 600 hombres, pero han vendido caras sus vidas).
Y entonces, dos días después, llega la siguiente orden:
Registren y destruyan las trincheras enemigas, y… abandonen la posición.
Los soldados no dan crédito. Algún hombre, desesperado, deja un pañuelo negro clavado a un árbol con un elocuente mensaje: ¿Valió la pena? La guerra nunca lo vale.

¿Victoria?
Técnicamente sí. Las bajas norvietnamitas fueron mucho más cuantiosas que las norteamericanas, y la maldita colina fue tomada.
Pero nadie tiene sensación de haber ganado nada.
Los soldados rebautizan esa colina como «la colina de la hamburguesa», en macabra referencia a toda la carne picada que quedó esparcida por allí. Y se dice que, una vez acabada, ofrecen una recompensa de 10.000 dólares por la cabeza del oficial al mando, el teniente coronel Weldon Honeycutt (de quien tampoco he encontrado, por cierto, cual fue su destino).
La sociedad estadounidense, que no ha terminado de entender el propósito de esta guerra, cada vez está más hastiada. El Pentágono asegura que esa posición era estratégica, pues les iba a servir a los norvietnamitas para atacar la ciudad de Hué; pero ese argumento cae por su propio peso tras ordenar el abandono de la misma.
Tras la batalla de la colina de la hamburguesa, la estrategia estadounidense va a cambiar, dejando el trabajo sucio de búsqueda y destrucción a las tropas «aliadas» survietnamitas. Pues todavía queda mucha guerra que librar en Vietnam (6 años más, ahí es nada).
Recomiendo, por último, la película de John Irving La colina de la hamburguesa.
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Aunque ha pasado tiempo desde el artículo por si te interesa te comento que Weldon Honeycutt fue condecorado con la Cruz al Servicio Distinguido por su partipación en la guerra. Fue herido 2 veces en 4 días y se negó a abandonar Vietnam. Ascendió más tarde a Brigadier General y se retiró en 1980. Parece que intentó volver al servicio cuando la guerra de Irak pero sin éxito. En 2017 aún vivía ya que se puede ver una entrevista suya. No hay más datos posteriores, puede ser que falleciera en 2018 ya que no se menciona su presencia en los actos conmemorativos del 50 aniversario de la batalla en 2019 pero no es seguro el dato.
Gracias por la información, no tenía ni idea, ¡muy interesante!
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2moraine
Un tío y 2 amigos estuvieron ahí,fue 1 helicóptero el del macabro error. 2 detalles Muy importantes: 1) nunca se ha honrado a los batallones sudvietnamitas que atacaron por el otro lado de la colina y llegaron antes a la cima( ojo al final de la película lo dan a entender cuando muestran a soldados amigos sin mostrar sus rostros) 2) los que del lado americano dieron vuelta el resultado fueron los famosos comandos del batallón Tigre, que eran expertos en lucha desigual y teniendo todo en contra.( Es negado hasta hoy, pero hace unos años conocí a un veterano que era piloto de helicóptero y le tocó estar transportando tropas y reconoció a los muchachos del batallón Tigre, que estaban felices de ir y mostrarle a los de la 101 como se ganaba un combate) Este amigo veterano y los amigos de mi tío están de acuerdo en que si no hubiera Sido por los del Tigre todavía estarían luchando allí,lo niegan porque Honeycutt NO quería que otros batallones dijeran después que lo ayudaron a triunfar en La Colina.
Interesantísimo. ¡Gracias por el comentario!
se me hizo corto 🙂
Estuve indagando un poco sobre el episodio del helicoptero y lo más a lo que llegué fue a que fueron 5 episodios de fuego amigo en total, el del helicoptero que mencionas un Cobra (ahí es nada…). El articulo que leí (https://www.historynet.com/… menciona que confundió un puesto de mando con el enemigo.. vamos que los debió coser a cohetes
¿Se te hizo corto? Igual para el futuro tendría que explayarme un poco más, pero es que si lo hago me salen artículos de más de 2k palabras, y a veces resultan pesados.
Sí, en otras fuentes dicen que no fue un helicóptero, sino un caza. Hay mucha incertidumbre al respecto. Supongo que fue premeditado por parte de los jerifaltes de turno, para que todo el incidente quedase en cifras, sin dar detalles verídicos.
corto en cuanto a que prestó, vaya que podía haber seguido leyendo. Vi la pelicula hace mil y la verdad me gustó pero tampoco la recuerdo como para tenerla en el panteón de las pelis de vietnam (que tienen su cosa especial). Igual le doy otra vuelta a ver. Mis dos favoritas son Apocalypse Now y la Chaqueta metálica, Platoon la recuerdo un por debajo
No, la peli la verdad es que no me pareció gran cosa. A mí me encantó «Cuando éramos soldados», de Mel Gibson.